lunes, 5 de noviembre de 2012

Fragmento N


En verdad no se puede discutir con un hombre sabio, dijo Alub. Porque como sabe demasiado bien que es imposible saber algo, no discute, jamás entrega una opinión.
“Pero –preguntó el hombre-, saber eso, ¿no es saber algo?
Y Alub le dijo: Yo nunca dije que fuera un sabio.
Y dijo:
¿No veo, no toco, no oigo y no hablo? El verdadero sabio es ciego y sordo, no puede sentir nada ni con sus dedos ni con su lengua; y tampoco habla. La verdadera sabiduría está después de la muerte, en donde no hay nada, y en donde nadie ve, nadie toca, nadie escucha, nadie habla; en donde nadie es. 

Dios vuelve a convertirse en un extraño hincha pelotas.


Cuando dios le dijo a Noe que construyera una barca y subiera con su esposa porque iba a inundarlo todo, Noe pensó en quejarse: Señor, que dijiste a Abrahán que matara a su hijo, y al final que no; que dijiste a Caín que matara a Abel, y Abel fue aniquilado, yo te pregunto: Cómo voy a hacer para no subir también a las otras. Pero dios no lo escuchaba. También pensó en construir un escondite en la barca y salvarlas del destrozo. Pero como dios estaba dentro suyo, ya se había enterado. ¡Ya era condenable! Tampoco construyó un compartimento para sus amantes. Así, Noe tuvo que conformarse con una mujer. Y así, la humanidad, pensó que estaba bien. Había pasado con Adán, y pasaría luego en Babel.

Historia universal desde el siglo X a. e. c. al siglo XVI e. c.



Salieron en sus caballos a perseguir a los beduinos, asentados en el valle del hebrón, siempre esperando peregrinos para el asalto. Y si había peregrinas, mejor. Si pudieramos violar hoy una niña… una cristiana con el culo recién formado, que es el momento a partir del cual la cadera se prepara a recibir la carne humana.
Al menos los beduinos somos así, dijeron, porque la mujer es la forma de dios.
En la huída, un beduino se asentó en la montaña.
Los cruzados habían tomado la villa y hacían lo mismo con las niñas de los beduinos, porque decían: La misma ley de Abrahán es la de Bizancio.
En la montaña, el beduino se encontró con un griego amante y filosofante de Cristo. Los griegos estaban un poco separados de los cruzados de europa y Bizancio. Aún así, ambos agarraron una roca y cuando pensaban cada uno en la defensa de sí mismo, las rocas se convirtieron en agua. Y pronto pensaron en el maná. Tomaron rocas y llenaron sus envases.
Cuando se disponían a marchar, cada uno por su lado, apareció un espino prendido fuego. ¡Zarza!, gritaron. No sólo quema, también corta, ninguno la puede llevar. Vamos a tener que quedarnos a escuchar.
Al otro día, se cerró el cielo con nubes y en la penumbra creciente, anocheció. Entrada la noche, hartos de convertir rocas en agua, se abrieron las nubes en un hueco y dejaron ver una estrella. Como un granizo que venía desde ese agujero, con una ráfaga hedionda y fría que voló las vestimentas, una voz de estruendo, que duró lo que un rayo, dijo: ¡Me cansé, ya no vengo más, anuncien esto a los pueblos!
Sin embargo, luego de la muerte de Juana de Arco, vino Gilles de Rais. Violaba y degollaba cuando aparecieron Margarita y Catalina de Alejandría. Enseguida, Rais comprendió que eran las mismas que se le aparecían a Juana, por la transparente incidencia de la luz, y por salir de la nada. Colgó el orbe de la nada. Agarró con su mano el garrote y dijo: ¿Por qué no?
Gilles de Rais violó dos ángeles, o eso al menos pensó, como consta en sus memorias. Pero todo como si fuera una entrega de dios: Catalina se desprendía los botones y enseñaba sus senos, la otra santa se metía el nabo de Gilles en la boca. Los ángeles se entregaron completos al hombre y desaparecieron en la misma espesura de la nada.
Gilles estuvo tirado en el piso dos días. Cuando se levantó, se fue a vivir a Jerusalén; a decir que la apariencia divina es la mujer.

Esta historia universal iba a ser editada en el 2002, en doce volúmenes, por la editorial Janneo, pero debido a que el autor, Don Federico Cabral, no quiso ceder ante la demanda de la editorial, a saber: que en un libro de historia no podía figurar la palabra culo, nunca se editó.



Crear en tu ropa, donde se revuelven los versos.
Crear el lento salir del humo.
Crear un objeto sin valor,
con objetos desvalorados.


Crear algo que sea lindo.
Algo que no exista en el mundo.
Unos versos deudores del momento.
Una forma de Diego Maragna.
Una parte de la existencia.

Aunque el día haya pasado para todos,
Crear es el propio mundo:
Se crea a cada segundo.
(Ser conscientes del arte de cada uno
es ya vivir bien).


Louis Armstrong playing “Weap”
The clouds sourraunding grass.
The magestic ground we walk
Whith a stick stuck in the ass.

La ley redentora


Ya lo analicé tanto,
Que llegué a la conclusión
De que son infinitas las razones
Que nos llevan a ser lo que somos:
Cada segundo que pasa.
Así debe ser,
Porque la ley primera es amarse a sí mismo.

Cuando al alba seamos el tiempo dormido,
sin dolor y sin pesar;
El cielo va a estar en los ojos
Y el amor, en una simple sonrisa.

Frag.


Un hombre le dijo a la mujer: Cuando deje de hacerme el amor a mí mismo, vas a ser el amor de mi vida. Alub, ante la demanda de la mujer, le dijo: Igual tiene que ser para vos. Alub la condujo a la tapera y le dijo que se tocara. Y la mujer gemía la verdad húmeda y sincera y en el envión, acariciaba el cuerpo de Alub, y lo ungía con su saliva. Después, Alub le dijo a sus discípulos: Vine a curar antes a la mujer que al hombre. Algunos que oían la transmisión de lo que había dicho, decían que era machista. Alub le pidió a los discípulos que salieran por los pueblos a comunicar que no los entendía, siendo que amaba más a la mujer que al hombre, y que su remedio era hacer el amor. 

When the morning comes
Gonna be sleeping running times.
Whithout any pain, without any harm.
Sky will rise fullfilling eyes.
And love will be just a smile.

Pas que la poesie
-au fin du temps-
c’est toujours
de la femme.

La mujer sonríe y pregunta:
Pas de la gloire?

Frag. P6


Qué habrá pasado, que terminaste cuestionando tu vida. Y cuestionando la vida. Cuestionando el amor, la alegría, la tristeza; los pensamientos, las ideas; la posibilidad de tu propia existencia, o la de alguien más. La algarabía, el ocio; hasta la quietud con que vuela la mariposa. Hasta el mar. Hasta donde el estar llega.
Alub buscó una hoja y dijo:
Eso que seas,
seguilo hasta el infinito,
por más dudoso que sea.
Porque si hay duda, hay guía.
Si no hay duda, no hay interés ni ayuda.
El problema viene de lo seguro:
Es como una escalera,
que ahora se reduce.
Hasta ser nada.
Ahora,
ya.
Pero nadie entendía porque ellos escuchaban, mientras que Alub leía.