viernes, 26 de abril de 2013

Respiro





al Hospital Dr. Humberto Notti



El aire viciado de pañales y la oscuridad de las persianas y las cortinas.
El golpeteo desesperado de las bombas que inyectan agua en un pie vendado.
El colchón de lona por donde se patinan las sábanas.
La luz vedada que remplazó al día.
Las camas de fríos caños y los tubos incandescentes.
Los juguetes vacíos que se van desinfectando a medida que caen al suelo.
La remera siempre puesta y las piernas frías por donde entra el suero.
El arrollo de sangre que corre al laboratorio.
La cara pálida falta de vitaminas.
La materia fecal que va mejorando.
Y desde allí, se vuelve a la vida.
En las manos hinchadas del que trabaja.
En el cuidado, el cariño, la atención, la ayuda.
De esas paredes y esos mismos tubos
de esa cama de caño y del suero,
de la revista de sala y de la enseñanza
del estado y de los impuestos
de la disciplina de las normas en
las enfermeras y los guardias.
De la limpieza, la cocina, la sala de juegos.
Respirando puro oxígeno del cielo
todo el sol va calentando el aire.
Todo tipo de aves van bailando la madrugada
Oigo el arrullo adormecido de las palomas.
Pareciera que la mañana siempre hubiera sido esta
porque Juampi vuelve a casa.



Quevedo, Drexler y el polvo que los une





Polvo serán, mas polvo enamorado,
dice Quevedo.
No dejaremos huellas,
sólo polvo de estrellas,
dice Drexler.
Y no hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida.


La mirada abisal



La única comunicación del alma es la mirada.
La palabra no sirve.
No me explico lo lindo que debe ser ser ciego.
Cuando sus ojos no perdonan.
Y también lo feo,
cuando sus ojos aman.


Las escrituras



Todo viene de lo que se atormenta uno el cerebro.
La escritura es lo único que libra de ese diablo.
Acaso por eso esta escritura sea abstracta,
pero no podríamos evitarlo.