Un hombre le dijo a la mujer: Cuando deje de hacerme el amor
a mí mismo, vas a ser el amor de mi vida. Alub, ante la demanda de la mujer, le
dijo: Igual tiene que ser para vos. Alub la condujo a la tapera y le dijo que
se tocara. Y la mujer gemía la verdad húmeda y sincera y en el envión,
acariciaba el cuerpo de Alub, y lo ungía con su saliva. Después, Alub le dijo a
sus discípulos: Vine a curar antes a la mujer que al hombre. Algunos que oían
la transmisión de lo que había dicho, decían que era machista. Alub le pidió a
los discípulos que salieran por los pueblos a comunicar que no los entendía,
siendo que amaba más a la mujer que al hombre, y que su remedio era hacer el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario