Todo lo que piensa un hombre es algo asombroso y basto. Sin embargo, su
pensamiento, si lo tiene que definir en una sola idea –o en una sola imagen-,
no deja de ser basura, algo ínfimo, y también del todo despreciable. Cómo
piensa el hombre. No deja de pensar. Y, si dice lo que piensa, se larga a
llorar. Entonces, se pregunta –o le deberíamos preguntar-: ¡¿por qué tanto
pensar? Nunca digan lo que piensan. Dejen de pensar. Hay que hacer. Siempre lo
que se pierde es el tiempo. Y lo que lleva a uno a perder. Todo se pierde. La
vida. Se pierde la memoria. Se pierde lo pensado. Los granos caen y el sol
sale. Si uno piensa demasiado, se pasa y se pierde. Está dispuesto. Está dicho.
Fue escrito.
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