jueves, 20 de diciembre de 2012

Un lazarillo se queda ciego.



Lázaro, muy maltrecho por los tres días en la cueva, vino y le dijo a Jesús: “Tanto tiempo en la oscuridad que cualquier luz me deja ciego. Me gustaría que termines bien lo que empezaste mal.” Jesús le dijo: Otra encarnación de la nada. Acá tenés este bastón, que te sirva de lazarillo, que algún día, cada ciego va a tener su monaguillo.

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