Mostrando entradas con la etiqueta Jesús. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jesús. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de junio de 2013

A la alma de un sabio[i]


El deshielo en el aire, las piernas, los ojos que se cierran, ver la otra vida. Si nos quitáran el aire. Si fueran más de lo que somos. Si se fueran más de los que se fueron. Si no volvieran. Si los olvidáramos por completo. Qué triste sería.
Pero si fuera homogéneo, si tuviéramos la gloria, el éxito. ¿No sería la gloria del desprecio? Una especie de gloria religiosa y sarcástica. También irónica, en tanto hueca, en tanto es lo contrario de lo que dice, porque la alegría de vivir es máxima. Superior, sublime, alta, subliminal, hiperbólica, biológica, desaforada, eufórica, peligrosa, muy peligrosa. El adios al nomos.
En la antigua grecia se encontraron un filólogo y un sofista. Ninguno de los dos abrió la boca. Un filósofo los ungía. Con el báculo de Dionisos bateaba una piedra y la piedra caía en el lago. Se perdían en una larga contemplación de la perfección del arco. En realidad, todos eran amigos de la palabra, no hacía falta hablar.
La llegada de los bárbaros no sólo fue la de los visigodos y demás en el imperio romano. Más todavía lo fue la irrupción de Roma en el judaísmo ya helenizado. El contexto en donde nace el galileo fue una especie de sumum filosófico, aunque atravesado por algo de recelo. El helenismo respetó mucho más el culto judío y se nutrieron. El romano, avasalló y se apoderó. El helenismo se fue desplazando poco a poco. Después, todo siguió empeorando con el cristianismo. Bizancio los reunió a todos. Por suerte quedan Platón y las escrituras, que nos hablan de historia.
La tradición en torno a Jesús es el camino. Hoy, no tiene un solo seguidor.
En tiempos de Herodes Antipas, cuando Séforis era la capital de Galilea, un griego hablaba a un grupo de constructores de esta manera: si nos sacan la posibilidad de hacer estatuas, qué vamos a hacer de los escultores. Llegó un hombre de Nazaret que tenía muchos seguidores y dijo: hasta que no llegue Alub, dios va a seguir teniendo muchas caras.




[i] Martín Fierro, José Hernández (Segunda parte I, 16)

domingo, 31 de marzo de 2013

Otra noción de la escritura



Nos ponemos muy sensibles. ¿Y? Y una parte de nosotros se opone al depresivo: Un frizo, un budín de humo. El recelo en persona. El saciable filo en la garganta. El frío nebuloso de la mirada. Ayer, conté los días. Me cubrí de los pasados. Para que no me golpearan. En cuatro días, veré qué hago. El que no ha dado todo no ha dado nada.
Es inevitablemente cierto que la literatura –la nuestra- es una extraña forma de psicología. La realidad, se hace carne después de las conversaciones, los pétalos. A veces, se trata del cigarrillo o del mate; otras veces, mirar por la ventana. Formas en que la mirada pasa del teclado a la mano, para recordarnos que también esta el mundo.
La mano que tiene que estrujarlo todo, incluso los billetes. El mundo mucho más aburrido, pero mucho más real. El mundo externo cuya responsabilidad el interno no tiene. La justicia divina es la más tenebrosa que hay. En la tierra, se la reclama. En las sesiones, se trata de conocerla. Se la increpa, se la cuestiona, se la amenaza, se la desafía.
Ya fue dicho que dios, o los dioses, están dentro de cada uno. El que los visita demasiado es declarado sensible, o tarado. ¿Qué se hace con los que no viven para afuera?, ¿por qué el hombre rescata una sola parte de lo enseñado? Jesús podría haber sido carpintero; Sidharta, príncipe. Sócrates, instructor. Está claro, por otra parte, que, en la deprimente e innegable lógica de la vida, si todos fueran como Jesús, o como Sidharta, o como Sócrates, el mundo sería un caos. Pero al menos festejaron la diversidad, nunca la condenaron; mientras que ellos fueron condenados. El que no ha dado todo no ha dado nada.
Algún día vamos a servir en la realidad. De alguna manera lo hacemos cada día. Galileo siempre habrá dicho: eppur, si muove (sin embargo, se mueve). Con la condena, se tuvieron que callar, y hablaron más que cualquiera. Jesús tuvo el nuevo testamento; Sócrates, la obra completa de Platón. Aunque nunca vayamos a ser Jesús, ni nunca vayamos a ser Sócrates, ¿por qué está mal la intención de imitarlos? Galileo abjuró de sus teorías ante la inquisición. Nunca dejó de pensarlas. Eligió escucharse a sí mismo, aún cuando nadie más lo escuchára. Es hacer lo mismo. El que no ha dado todo no ha dado nada.
Una parte de la literatura debería entenderse según la ley de los manifiestos. Un reflejo más fiel que encuadrarla en el órden de las reflexiones, los relatos, los poemas. Algo que le sucedió a Borges, que en varias oportunidades definió su literatura como notas, o como borradores. Éste, no deja de ser un manifiesto: la literatura experimental, siendo uno mismo (por tanto todos) el objeto de estudio. Pero, la razón de los manifiestos no es más que la justificación de las características que ese objeto supone. Siempre, en los juicios, hay interés, por más inconcebible que sea. De esa forma, uno crea. Un poco como la voluntad según la quiso ver Shopenhauer. Una defensa de la existencia del objeto, el hombre. La quiso ver. Y bastó. El que no ha dado todo no ha dado nada.





domingo, 3 de marzo de 2013

Pasaje encontrado en callejón



Una paloma gorda pasaba por enfrente. Venía a escuchar, no a leer.
Hizo una misma pregunta tres veces:
Soy el que bebe, después tritura, y después vuelve a beber. Soy el que no camina, camina, y después deja de caminar. Soy el que no es, el que es, y el que deja de ser.
Alub dijo el hombre, y la paloma dijo que el hombre estaba bien, que lo dejára en paz. Después dijo: No sos más que un condenado al silencio. Hablás, pero nadie te escucha. Lo sabés, pero no podés dejar de hablar. No necesitas, pero suplicas.
Entonces, Alub predicó su propia justificación: Las duras ideas que me viven; las que desatan y desordenan lo que estaba unido y era una sola cosa, un solo sentimiento; el corazón que no es comprensible a la mente, uno lo entiende y se lamenta, pero no se conoce; y menos lo conocen los demás.
La paloma dijo: Sos aquel que aleja a las personas de su lado. ¿Cómo las querés entonces cerca?
¿No es Alub el que insinúa que las semillas de cicuta son el mezcal y el mezcal, las semillas de cicuta?
Pero Alub engañaba a todos. Y su doctrina murió en la nada. Se engañó a sí mismo, en tanto no sabía. Fracasó, dijo que era la nada, y nunca lo fue.
Alub mismo dijo: La paloma encuentra al gusano y se va.
Y dijo: El éxito de Jesús fue su fracaso.

Borges insinuó que Jesús no quería comprometerse, que por eso predicaba con parábolas. También sucede en Alub. En vez de parábolas, usó palabrería.









Mt 5 5



El éxito de Jesús fue su fracaso
-¿no basta?, ¿no es suficiente?-.
Ahora, es mi entendimiento,
la ruta que seguimos, Fran,
la del fracaso.
¡Bienaventurado,
que no es posible el éxito!

domingo, 6 de enero de 2013


Hacemos la plancha como si estuviéramos en el mar muerto.
Estamos rodeados de espuma y de sal. Flotamos.
Retrocedemos en el tiempo y estudiamos todo lo que pasó,
Hacemos un balance entre el debe y el haber.
La naturaleza nos debe las rosas de la poesía;
Le debemos un bosque de acres inmensos.

Termina el día y contamos las ovejas que saltan
el cerco que nos separa. Soñamos momentos
que no se dividen con las horas ni los días.
Arrastramos los miedos y exaltamos alegrías…

Si la alegría y la pena fueran de la razón,
ni Sócrates ni Jesús hubieran muerto en vano.
Ambas son del corazón, y ese músculo se acalambra
o se desgarra con el calor y la fricción,
sus pétalos se dejan caer y se descomponen
y se integran al polvo de la tierra.
Polvo serán, más polvo enamorado.


jueves, 20 de diciembre de 2012

12-12-12



El 12-12-12 un doctor estaba en su oficina, tipo siete de la tarde, cuando se le apareció dios y le dijo que indagára todo lo que quisiera. El hombre preguntó: Quién es.
Dios dijo: Es el que es. Luego le volvió a ofrecer que hiciera preguntas.
El doctor, que era pietista, tenía miles de preguntas sobre el juicio, sobre la existencia, sobre el sentido, sobre las tres palabras que susurró Cristo al oído de Pedro.
Él mismo se las formulaba a diario.
Sin embargo, ahora lo tenía allí, disponible, abierto –majestuosa teofanía-, y no tenía nada que preguntar.
Dios dijo: ¿Nada más?
El doctor dijo: No, nada más.

Un lazarillo se queda ciego.



Lázaro, muy maltrecho por los tres días en la cueva, vino y le dijo a Jesús: “Tanto tiempo en la oscuridad que cualquier luz me deja ciego. Me gustaría que termines bien lo que empezaste mal.” Jesús le dijo: Otra encarnación de la nada. Acá tenés este bastón, que te sirva de lazarillo, que algún día, cada ciego va a tener su monaguillo.

viernes, 11 de mayo de 2012

El sol todo

Salió el sol y me encandiló su luz en todas partes, en la helada de la mañana, todavía medio graisácea, en el verde de las plantas con sus gotas de agua, en la retina que se había olvidado –poco memoriosa-, de la premisa nazarena de hacerse pequeño, tan pequeño como para pasar por la cicatriz de la aguja. Soy feliz en la introspección y en la naturaleza, eso nada podría cambiarlo. No sirvo para la sociedad. Y en algún rincón del más horrible fondo, es un orgullo. También normal; porque hay mucha más sabiduría en el todo que en el individuo.

El orgullo intelectual, dijo Tardewski, es lo último que se pierde

Si el que escribe no escribe por los demás y para los demás; si el que escribe no puede tener en su escritura el amor; Si no puede tener el amor en la filsofía de su pensamiento ni en la poesía de su literatura; entonces, no es un escritor que valga la pena. No se quejen de que el escritor sea escritor, porque el verdadero escritor da su vida por la humanidad, como Jesús. Por eso la literatura, sea verdadera, mitológica, o religiosa, siempre es una metáfora de la realidad. En realidad, todo el mundo da la vida con lo que hace y con lo que piensa. Y sin cada germen de este hermoso pantano, el escritor no podría pensar. Porque el hecho de que decida pensar, es porque piensa que existe quien entiende. El problema es cuando los oídos son solo ornamentos, dijo Jesús.