domingo, 31 de marzo de 2013

El día de la bestia.



Madame de Staël dijo que la comprensión es el perdón. Dostoievski podía justificar (comprender) a todos. Así, era capaz de perdonar a cualquiera. ¿No debería dios hacer lo mismo? Vamos a ver que el infierno no existe y que, sin embargo, el cristiano de la Comedia se nutre.
La vida sigue siendo la misma bola de nieve que baja de los alpes, y que nunca llega al llano, ni al noveno círculo de Dante, estancia de Virgilio, ni a la nada del paraíso. Todo es metáfora. Se puede hablar desde el infierno como se puede ver hacia el cielo, o subir una escalera y no bajar. ¿Siempre hay que ascender? ¡¿Por qué?! Algunos quieren bajar. Si todo es metáfora, es porque todo aquello está en todos nosotros. Orfeo, Ulises, Aquiles, Virgilio, Dante, Ciorán. Eneas y su padre. Lucrecio, Almafuerte. Edgar Allan Poe. La metáfora del Buda es quizás más dramática, porque su infierno, su lugar bajo, está en la tierra, y hay que elevarse.
En la Escritura, que parece anclada en la actualidad después de un proceso de más de 3000 años, nadie baja al infierno. Ni Jesús ni Salomón ni Job. Con el cristianismo de Dante –desde el siglo XIV- el infierno pasa a ser una amenaza terrible, como el cielo recompensa inberbe (recordemos aquí que la manzana es sabiduría y que las ovejas no hacen preguntas). Todo es postrímero. Dios está muy lejos, se desgarra al bien y al mal de la vida. Hoy, los que predican una fe se la pasan diciendo que dios está acá, en cada uno, porque sienten y padecen su ausencia. Es como una negación patológica, como decir que uno es cuerdo cuando es loco. Y todo viene del dolor de ese desgarro, de la pérdida de dios que significa la religión católica. La religiosidad de hoy tiene a dios tan lejano y ausente que un predicador del siglo XX como Alub, imbuído de teosofía, terminó postulando que dios era la nada.
Los diabólicos como Ciorán que bajan al infierno no tienen temor de dios ni del cielo. Porque es él y en él vive. A Ciorán le place beber de lo bajo porque la suciedad no lo alcanza a dañar. Y no hace falta dañar a alguien para conocer el Hades.
Satanás se hizo carne entre nosotros con Jesús. Dios se había presentado a Abraham. Ya para entonces, se sabía mítica la serpiente que dio la manzana. En el nuevo testamento, Satanás puede estar en un hombre y meterse en una piara de cerdos. Antes de Jesús, lo que hoy se entiende por castigo infernal era nada más que castigo de dios, ira divina, destrucción de Sodoma, diluvio universal. La desafortunada cercanía y personificación del mal (siempre hablando de las metáforas de turno) proviene de esta religiosidad que nos aqueja, posterior al antiguo testamento. Es imposible de cambiarla, pero la mística podría ser mucho más alegre o divertida, como tenían los griegos.
Solamente queremos dejar establecido que se puede ser feliz echando ojeadas al mal, a lo bajo, al descenso, al fracaso; la tristeza: Simplemente no lo haríamos si no nos causara felicidad hacerlo. Dante fue feliz escribiendo el infierno y fue feliz Ciorán escribiendo desde él. Porque de esta manera y solamente de esta manera se comprende que el infierno no existe y que todo es bueno si uno lo quiere. Y que todos son perdonados, como quería Dostoievski. Y que todos somos dios, no importa lo que hagamos, o la religión que profesemos. Porque todo es una simple metáfora expresada en infinitas formas.
El más puro maniqueísmo infiere solamente la existencia del bien y del mal. Sin metáforas, no hacen falta otros nombres.
Shaw dijo que dios es un proceso, god is in the making. Kafka escribió un proceso según el cual el juicio es un imposible, lo mismo que es imposible conocer lo que viene después, en tanto no se puede entrar al castillo. El castillo es el conocimiento. La metáfora viene de la Eneida: Virgilio entra a la cueva de la Sibila pero cada vez que se abre la puerta el viento desordena todos los papeles. Spinoza estaba tan confundido que queriendo demostrar a dios terminó demostrando la imposibilidad de demostrar a dios. La cábala plantea que dios no tiene la más pálida idea de quiénes somos. Marcos escribió que el que quiera salvar su vida la perderá. Acaso Dante no quería salvarla sino quedarse con Homero y Lucano, hablando para siempre de literatura. Acaso ese purgatorio fuera su verdadero paraíso.
Dante imaginó o soñó la comedia para ver a dónde colocaba a Beatriz y para determinar si iba a estar con ella o no. La encuentra en el paraíso, pero no podrá estar con ella para siempre. ¿Esto es así? En realidad, no sé, no leí la comedia. Pero estimo que si se llama comedia y se llama divina es porque en el fondo, decir una verdad sobre lo que no se conoce no es más que una ironía. 

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