Ahora sí que tenían ganas de llorar.
¡¿Y hace cuánto que no las veían?! ¡¿Y hace cuánto que no eran capaces de verter
una sola lágrima?! Ya no serán personas que ríen y que vuelven a llorar. Eso es
lo difícil: no tener tristeza, no tener alegría. La repulsión que se vuelca en
los hombros. Metáforas tan sencillas y fáciles de repetir. ¿Cuántas veces se
cargaron la espalda con las dificultades y las penas y los remordimientos? Hay
metáforas tan comunes que dejan de ser metáforas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario